Desde que empezó el frío digo que éste no vale la pena si no hay nieve; muchas molestias para pocos beneficios. Poco sol, mucha ropa y nada de vestido blanco para la vista.
Hoy, al fin, la Ciudad rosa empezó a sacar sus ropajes blancos.
Para los inmigrantes poco acostumbrados a estos fenómenos naturales –entiéndase yo-mero- esta mañana fue motivo de alegría. También fue la causa de una nueva rutina que me gusta llamar la técnica de las cebollitas.
Plaza Charles de Gaulle, detrás del Capitole
Aunque en el centro de Toulouse –donde vivimos- los copos se derriten al contacto con el asfalto, es posible ver su danza graciosa y la forma en que reposan tranquilos sobre las hojas que aún se mantienen sobre ciertos árboles y arbustos un tanto ignorantes de la estación.
Para los inmigrantes poco acostumbrados a estos fenómenos naturales –entiéndase yo-mero- esta mañana fue motivo de alegría. También fue la causa de una nueva rutina que me gusta llamar la técnica de las cebollitas.
Aunque traje botas para nieve, ropa térmica y chamarras abrigadoras, como una bonita cebolla, esta mañana me cubrí de capas y capas de algodón, mezclilla y fibras sintéticas.
Conteo final: tres playeras, dos suéteres, una chamarra; un pantalón térmico y unos vaqueros; dos pares calcetines y botas para esquiar.
Resultado final: movilidad limitada, temperatura controlada.
Et voilà la neige : la Ville Rose porte sa blanche robe!
ojala y no te vaya muy mal con la nieve. el frio es canijo. pero como cebollin te ira bien.
ResponderEliminary ademas podrás presumir de que te toco ver y sentir la nieve.m.m.