miércoles, 28 de marzo de 2012

A un año del MPJD...

A un año de iniciado el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. A un año de trabajo, de polémica, de encuentros y desencuentros, de besos y abrazos, de rabia y tristeza, de visibilización de víctimas y ponerse en los zapatos del otro, de reflexiones y muchas cosas más que no sabemos cuánto más continuarán.

A un año del 28 de marzo en Cuernava, esta crónica escrita en Toulouse. No un texto nuevo pues, como he dicho antes en este blog, la vida en México, tan intensa en todos sentidos, me ha impedido generar algo nuevo. Espero, sin embargo, que con estas líneas y todas las que se propaguen por la red a través de distintos organismos, que el MPJD siga vivo, siga activo, siga y siga...


No recuerdo dónde estaba el 28, ni las razones para no participar de él. Esta, entonces, es una crónica de lo que para mí -y para Toulouse- fue el inicio del MPJD, unas semanas después.

¡Somos l@s Attention Whores de la diáspora!

Cincuenta eran más que diez, eso nadie lo dudaba. Cuarenta que salieron de algún lado, que estaban allí, que estuvieron ahí todo el tiempo y cuyos nombres y rostros no conocimos sino ese 7 de mayo.
  
Vayamos unos días atrás. Era el lunes 2 del mismo mes y el conteo inicial nos ponía en vergonzosa desventaja. Si existe algo que te hace reflexionar sobre tu propio país es un número mayor de extranjeros en una reunión para discutir la estrategia solidaria con la Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad del 8 de mayo convocada por el poeta Javier Sicilia.

E, antropólogo social de Cuernavaca fue quien nos llamó. Minutos después de la hora señalada llegó L, arquitecta de Monterrey. I, comunicólogo de Puebla, tomaba notas para esta crónica. La mesa la completaban JP una pareja de franco-españoles, hijos de refugiados republicanos y relacionados con redes de apoyo zapatista; A, un francés retirado que hablaba poco español pero que dio clases de tzotzil en la universidad; y nuestra anfitriona, M, otra hija de republicanos dedicada a la docencia y al documental en video. Hora y media después llegaba B, ingeniero y artista plástico del DF, y el equilibrio numérico al final se instalaba.

Luego de escuchar las distintas sugerencias, se decidió convocar a un acto sencillo pero simbólico el sábado, en la plaza del Capitole. La selección del día obedeció a que Toulouse muere cada domingo y uno de los objetivos principales era comunicar nuestro mensaje a la ciudadanía francesa. Además de reunir a los connacionales radicados en la Ciudad rosa, era nuestro deseo informar que existe un estado de emergencia en México, provocado no por un “salvajismo” natural de parte de los que viven entre los ríos Bravo y Usumacinta, sino como resultado de una multitud de factores, entre internos y externos, que han destruido el tejido social, ensanchado la brechas entre los más ricos y los más pobres, y facilitado la impunidad en todas sus formas y sectores.

Al disolver la reunión, la expectativa era modesta: con 10 asistentes nos dábamos por bien servidos. La intención era hacer algo, lo que fuera, sin importar el impacto. Saber que no nos quedaríamos con los brazos cruzados, en la distancia física y emocional que tantas veces nos había hecho reaccionar de formas tan extrañas desde que participábamos de la diáspora mexicana.


L@s Attention Whores Antimexican@s
La comunicación se mantuvo por correo electrónico y a través del nuevo grupo de Facebook. Al no encontrar uno que concentrara los esfuerzos en Francia, creé “¡No más sangre en México! / Plus de sang au Mexique ! @ France”; ese mismo día descubrí a los compañeros de “Mexique: 35000 morts”, con base en París. Días después agregábamos a nuestra lista de contactos a “Mexicanos en Holanda por la Paz en México”.

El nombre fue copia de “No más sangre en México! / kein Blutvergießen mehr in Mexiko! @Berlin”, activo desde días antes y que lograría una asistencia de 250 personas a su acto del 8 de mayo, según sus encargados de prensa.

El 4 me descubrí con los ojos prisioneros de la pantalla de la computadora, viajando de un muro a otro del Librocara, y de regreso a mi correo, donde cada hora borraba una veintena de notificaciones de nuevos mensajes. Durante todo ese tiempo, la discusión en los distintos foros cibernéticos que estábamos inaugurando demostraba cierta unidad de criterios, rodeados de distintos matices ideológicos que, sin embargo, nos separaban de otras voces que ya empezaban a llamarnos “anti-mexicanos” y “borregos”.

Fue una usuaria de nombre Norma que en algún muro publicó varias veces el mismo mensaje. Palabras más, palabras menos, decía que “la ropa sucia se lava en casa”, que no era a Calderón a quien le hacíamos “mala publicidad” sino a México y a sus destinos turísticos. Pero bueno, seguía, “qué se puede esperar de un movimiento que surgió en Francia (sic), país cuyos gobernantes defienden a una secuestradora”.

Y en otro, daba la estocada final: “su meta no es otra que saciar sus egos, decirle al mundo ‘aquí estamos’ y no ven el impacto negativo de sus acciones en México. No son más que unos attention whores”.

En medio de esa posición, una duda se insertó en mi cerebro: ¿tenía razón Norma en llamarnos attention whores? ¿O sería sólo yo? Sirva de prueba esta crónica… ¿No buscábamos, sobre todo, la atención del público fuera de México sin preocuparnos de que la mayoría de nuestros compatriotas ni siquiera tienen acceso a internet y, por tanto, a nuestras discusiones en línea? ¿No son muchas veces este tipo de marchas un grito que suena un poco a “mírame, mírame, mírame”?

¡Claro que sí! Éramos, somos y seguiremos siendo individuos que reclaman la atención de los medios de todos los rincones pero, sobre todo, de nuestros conciudadanos, de aquellos que viven en el paraíso de la indiferencia, en la comodidad de la ceguera, en la actitud distante que responde a una primera invitación al acto solidario con mensajes como “mejor dejemos de estar de argüenderos y organicemos una party para el 5 de mayo, ¿no?”

Esa atención, empero, no la reclamamos para nosotros sino para todos los que no tienen, como nosotros, medios y fuerzas para gritar…

Verde-blanco-y-rojo en el Capitole


Las 11 en punto. La ciudad de Toulouse ofrece una plaza del Capitole ocupada por las carpas del festival de cómics y un cielo encapotado de gris. La gente comienza a llegar con mantas y cartulinas blancas con mensajes negros en español y francés: “Basta de impunidad”, “Hasta la Madre”, “No necesitamos una guerra para acabar con la corrupción” o “40 mil muertos en 4 años: ¡no queremos 20 mil más!”

            No hay orden, es cierto. La gente sigue llegando sin saber exactamente cómo participar. A algunos se les ha pedido que repartan hojas con la carta de Sicilia traducida al francés y una más con un texto que resume la situación en México. La policía se acerca. Pregunta por el permiso para la “manifestación”. No es una manif, decimos, sino una simple asamblea. No marcharemos, no bloquearemos la circulación, no repartiremos nada a menos que nos lo pidan de forma directa. Nuestro dolor se expresará en silencio…

            La policía se va. Los lazos de tela roja siguen circulando para ser amarrados al brazo. El grupo crece y sigue sin forma, sin orden. Una vez que todos han acabado sus pancartas, sus víctimas de cartón y sus pequeños altares con flores y velastoma la palabra. Sin previo aviso, sin micrófono, sin subir la voz, comienza a leer la carta del poeta adolorido, del padre rabioso convertido en activista inexperto.

            Las lágrimas llegan a los ojos de E a los pocos segundos. Cuernavaca, su ciudad de origen, y sus amigos con apellidos que hoy figuran en la prensa entre los “daños colaterales”, gritan de dolor a través de su voz entrecortada que poco a poco domina a la cincuentena de asistentes, conmovidos, atentos; silenciosos.


Es el turno ahora de la “Declaración de principios” compartida por el grupo de mexicanos en Berlín del Librocara, en voz de una pareja franco-mexicana: “Somos mexicanos. Lo somos por nacimiento y por convicción. Cada uno de nosotros, por una razón diferente, vive en Francia (…) Entre quienes formamos parte de esta iniciativa hay diferentes visiones de México. Nuestras inclinaciones partidistas y nuestros enfoques políticos son variopintos cuando no discernientes. Eso, lejos de ser un pretexto para el alejamiento, ha resultado un motivo de acercamiento (…)”.

Las cámaras registran todo lo que ven y escuchan para mandar la prueba indiscutible al otro lado del Atlántico. Los discursos dan paso al son jarocho con letra de protesta. “Indignado el corazón la violencia que me arranca, la violencia que me arranca indignado el corazón: Ay que sí, que sí, que no, viva la manifestación…”





        ¿Y después? ¿Qué sigue? La pregunta flota entre todos. No sólo aquí y ahora, sino allá, mañana, ¿qué viene? habla de nuevo y convoca a una reunión en junio, a no perder el contacto, a empezar a reflexionar sobre la manera de construir un mensaje “que le hable en sus términos a Calderón”, para que finalmente entienda que la violencia no es el camino para la paz. “Si es necesario que se lo diga el mismo Papa…”

Allá, mañana
L@s Attention Whores seguimos en la red bajo distintos perfiles y agrupados por doquier en las redes sociales. Buscamos ahora que el ánimo no decaiga, que las ideas fluyan y que las reflexiones se compartan. Buscamos que los que no tienen acceso a internet nos conozcan, a través de la radio, de la televisión o de viva voz. Que aquellos que nos califican de borregos-nacos-antimexicanos-grilleros-mascafierros-comecuandohay-cargapalitos escuchen nuestros argumentos, nuestras sugerencias para llegar al mismo lugar que ellos anhelan: la paz, la tranquilidad, la justicia y la igualdad.

            Y a pesar de lo que creíamos, somos legión…



Toulouse, Francia. 10 de mayo de 2011.
Iñigo Medina.

martes, 20 de marzo de 2012

Los Gallos y la Guadalupana

Recibimos hace unos días a una pareja de franceses en casa. Ella, Fanny, lleva algunos meses dando clases en Irapuato, Guanajuato, y se declara fanática de la Virgen de Guadalupe.

Durante toda su estancia en Puebla, cada vez que podía, se disculpaba para tomar una foto sobre una imagen de la del Tepeyac o para ver una cartera -bien kitsch, por supuesto- ya sea con la versión "original" o con esta nueva un tanto "fresa" -aquella a la que le rezan "virgencita, pliiiis..."

Su meta, de hecho, era comprar una bolsa de mandado adornada con lentejuelas y la gloriosa Virgen Morena. Más kitsch mexicano, no se puede.

Por lo visto, el poder de la Morenita trasciende fronteras...