jueves, 18 de noviembre de 2010

EL Gallo y las filas

Tenemos la idea de que los mexicanos no somos ordenados; tenemos la idea de que todos los europeos sí lo son: falso.

Al menos en lo que se refiere a hacer fila en una caja de cualquier tipo o para entrar a algún lugar, he encontrado que los franceses son bastante desordenados y despreocupados. Más allá de que las propias oficinas de gobierno o los bancos no indiquen la dirección o el espacio destinado para esperar en una ligne d'attendre o quouo, las personas no saben hacer fila.

En el caso de mi sucursal bancaria, he experimentado la fila de samba/víbora de la mar más bancaria del mundo. Y hoy en la Prefectura -oficina central del gobierno de la región- la fila para entrar que a las 7:45 de la mañana era medianamente reconocible, para las 9, hora de apertura, se transformó en una masa humana similar a la que se arroja histérica al interior de una venta noctura de tienda departamental.

En México, digan lo que digan, para entrar a tomar turno a una clínica del IMSS reto a cualquiera a que se meta en la fila o que intente organizar una segunda apócrifa...

Así que en la tierra del Gallo, el consejo es estar atento y tener siempre lista la frase (y una sonrisa): ...et, desolé, mais je pense que j'était avant vous... (eh... perdón pero creo que estaba antes que usted...).

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Dios está en las diferencias

Es extraordinario el tipo de cosas que inician la reflexión de un extranjero. Los momentos más absurdos, las imágenes más cotidianas, los objetos más sencillos son materia prima para los ires y venires de su mente enfrentada a un medio que le es distinto, que le es ajeno.

Hoy, por ejemplo, mi mente reparó unos segundos -sólo dos o tres pero finalmente unos- en las diferencias entre una bolsa de basura francesa y una mexicana.

Ayer la experiencia fue un poco más compleja, pero no demasiado. Eran las 7:30 de la mañana y en la rue Alsace-Lorraine que baja directamente a la espalda del Capitole, en pleno centro de la ciudad, encontré una fila de cerca de 10 autos detenidos. Al frente de la línea estaba un autobús de transporte público cuyo conductor conversaba con alguien parado al pie de su ventana. Detrás otro autobús y un par de autos sin conductor, y finalmente seis o siete vehículos más en perfecta calma. Ni un solo claxon sonaba; ni una sola mano salía amenazante para mostrar su dedo medio, ni una sola cara de amargura se veía a través de los parabrisas, y ninguna voz se alzaba para exigir una explicación o para expulsar la rabia por el eventual retraso para llegar al trabajo o a la escuela de los niños.

Silencio total en el centro de Toulouse.

La calle Alsace-Lorraine se ha convertido desde hace unos meses en una vía peatonal pero los autos pueden circular aún con precaución entre la gente.

No sé qué pasó y la verdad no me importa. Lo que pensé en ese momento fue, ¿cómo sonaría esta misma escena en una ciudad mexicana? ¿Cuáles serían los diálogos que los personajes de esta historia se dirían mutuamente? Tampoco tengo estas respuestas pero estoy seguro que sería muy distinto a lo que oi y vi ayer por la mañana en la Ciudad rosa.

Otros cosas, como el arte, sí tienen la intención específica de provocar reflexiones, en propios y ajenos

jueves, 11 de noviembre de 2010

C'est bizarre pour moi...

Es extraño para mí que la mayoría de los escusados en las casas francesas estén aislados del resto del baño. Aunque los baños completos existen -regadera y/o bañera, lavabo y escusado- en mi experiencia es más común colocar a éste último en un cuarto aparte.

En el caso de nuestro departamento -de una sola pieza de 25 metros cuadrados...- la salle de bain tiene un escusado y una pequeña regadera, y ahí se acaba todo. ¿Y el lavabo? No existe. Para lavarnos los dientes y manos tenemos que recurrir al fregadero donde, evidentemente, lavabamos los utensilios de cocina.

Finalmente, sólo me queda disculparme por utilizar tantas veces la palabra escusado.

No, no es una foto de un baño chino. Este tipo de escusado -llamado squat-toilet o "escusado turco"- lo he visto únicamente en algunos baños de la universidad.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Barriga llena, corazón contento

Marjorie, mi novia francesa, está convencida de que si yo tuviera una pareja de otra nacionalidad mi estómago no sería tan feliz como lo es desde hace más de un año. Ella argumenta que la pasión de su  cultura por la gastronomía es un factor determinante en el asunto. "Una mexicana no te prepararía los festines que yo preparo", me dice cada vez que no elogio lo suficiente sus habilidades culinarias. Y no sé si tenga razón pero no tengo dudas de que mantiene bien consentido mi paladar.

Y no sólo es lo que prepara y cómo lo prepara, sino lo que compra cada vez que nuestro bolsillo lo permite. Para la comida de esta tarde, por ejemplo, probé por primera vez el boudin noir au oil o budín negro al ajo, que es un rollo o salchicha de sangre de res (o moronga, como lo llamamos en México) preparado con ajo. Realmente delicioso, a pesar de la descripción. Todo acompañado de una selección de quesos de la región, tanto de vaca como de cabra. Sin palabras...

Otra de los descubrimientos de mi estómago de este fin de semana fue un chorizo con roquefort que no tiene igual. Entre quesos y embutidos, uno puede pasarse una semana muy variada y, sobre todo, deliciosa en el sur francés.

Mi único reclamo a Marjorie y su cultura gastronómica es su purismo extremo. Esto lo digo porque detesta y critica fuertemente que los mexicanos pongamos mermelada de frambuesa o uva sobre un pan embarrado de camembert. ¿Hay algo mejor que eso? Este rechazo a la experimentación culinaria sólo lo tiene con los quesos -y los vinos, claro está-, pues con otras "materias primas" es bastante abieta a probar cosas nuevas.

En estos dos meses y medio en el país del Gallo no creo haber comido más queso que en toda mi vida, como decía de forma exagerada hace una semana. Lo que sí es definitivo es que la cantidad de camembert y queso de cabra que he degustado en Toulose rebasa por mucho mi consumo total de estos deliciosos quesos en mi vida sobre tierras mexicanas.


Surtido de crepas "Marjorie" - 
crepa con mermelada de mandarina (casera), crepa con chocolate en polvo 
y crepa con mandarina y azúcar con guarnición de gomitas de Pitufos
 El boudin noir. En verdad, sabe mejor que lo que se ve.

¡Tutatis y Tlaloc bendigan al queso francés!

viernes, 5 de noviembre de 2010

De huelgas y bloqueos

Desde hace semanas, el tema de la huelga contra la reforma de jubilaciones me causa una extraña comezón en el cerebro y en la punta de los dedos. Y, aunque hoy no será el día que dedique a sacar todo lo que pienso sobre el asunto, sí quiero compartir unas líneas que reducen mi postura particular sobreeste segundo bloqueo a la Université Toulouse Le Mirail (UTM) que afecta el campus desde hoy, 5 de noviembre, y al menos hasta la próxima Asamblea General del martes 9 de noviembre, cuando se votará por la continuación o suspensión de ésta y otras acciones.

Estas líneas que quiero compartir pertenecen a una entrevista que hice en Puebla a Elián Huesca Peniche, estudiante de Relaciones Internacionales de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y quien en ese momento era parte del proyecto de La historia de esos días, docu-ficción sobre la historia de esa institución en los años 60's y 70's.

Elían interpretaba al académico Joel Arriaga Navarro, uno de los líderes del grupo de izquierda denominado como los carolinos, y asesinado en julio de 1972, presuntamente por miembros del grupo opositor, el Frente Universitario Anticomunista (FUA).

La cita que me parece rescatable en este momento dice así: 

Me identifico con él porque era un hombre que buscaba cambios, porque era un revolucionario y un progresista. Me llama la atención que a pesar de los ocho meses que él y sus seguidores estuvieron encerrados en el Carolino, seguían dando clases. Decían: ‘sí, vamos a luchar por lo que creemos, pero vamos a seguir cumpliendo con nuestras responsabilidades'. Era un idealista, definitivamente.

Para leer la entrevista completa, sólo den click aquí.








 Imágenes del primer bloqueo, tomadas antes de la AG del 21 de octubre

Y para otras experiencias huelguista en Toulouse, también pueden visitar mi canal de You Tube donde he subido Los franceses en las calles (1 a 5) y La huelga francesa alcanza a la "basura" en Toulouse.

jueves, 4 de noviembre de 2010

El Gallo y su mostaza


La mostaza Dijon que nos llega a México es una pálida versión de la que uno come aquí. Me considero una persona que soporta el picante sin mayores quejas; a excepción del chile habanero, a quien le tengo un profundo respeto, no tengo cuidado en zambullir mis alimentos en cualquier cosa preparada con un primo hermano del pimiento morrón. Sin embargo, la primera vez que comí la verdadera Dijon me di cuenta que hay de picantes a picantes.

En aquella ocasión, seguro de que de este lado del Atlántico no podía existir un sabor que me sacara la lágrima o el eventual fluido nasal, embarré una generosa cantidad de la salsa amarilla a mi pan, sin medir las consecuencias. Al instante, un calor extraño fue subiendo desde mi garganta hasta los senos nasales, acabando en mi cerebro.

Y no es que la mostaza gala pique más, simplemente pica diferente. Así que desde ese día fui aumentando poco a poco las cantidades de Dijon sobre mi pan o como acompañamiento de cualquier otro platillo.

Hoy puedo decir con orgullo que la Dijon y yo somos buenos amigos. No obstante, una salsa con chile de árbol o una salsa borracha no se la rechazo a nadie en este instante.

Imagen tomada del sitio www.copima.biz

Nota al pie:
Lo “Dijon” no es exclusivo de la mostaza ya que existen mayonesas Dijon, las cuales no pican tanto. Y sí, Tarantino y Travolta no mentían: los franceses ponen mayonesa a sus papas fritas.