jueves, 4 de noviembre de 2010

El Gallo y su mostaza


La mostaza Dijon que nos llega a México es una pálida versión de la que uno come aquí. Me considero una persona que soporta el picante sin mayores quejas; a excepción del chile habanero, a quien le tengo un profundo respeto, no tengo cuidado en zambullir mis alimentos en cualquier cosa preparada con un primo hermano del pimiento morrón. Sin embargo, la primera vez que comí la verdadera Dijon me di cuenta que hay de picantes a picantes.

En aquella ocasión, seguro de que de este lado del Atlántico no podía existir un sabor que me sacara la lágrima o el eventual fluido nasal, embarré una generosa cantidad de la salsa amarilla a mi pan, sin medir las consecuencias. Al instante, un calor extraño fue subiendo desde mi garganta hasta los senos nasales, acabando en mi cerebro.

Y no es que la mostaza gala pique más, simplemente pica diferente. Así que desde ese día fui aumentando poco a poco las cantidades de Dijon sobre mi pan o como acompañamiento de cualquier otro platillo.

Hoy puedo decir con orgullo que la Dijon y yo somos buenos amigos. No obstante, una salsa con chile de árbol o una salsa borracha no se la rechazo a nadie en este instante.

Imagen tomada del sitio www.copima.biz

Nota al pie:
Lo “Dijon” no es exclusivo de la mostaza ya que existen mayonesas Dijon, las cuales no pican tanto. Y sí, Tarantino y Travolta no mentían: los franceses ponen mayonesa a sus papas fritas.

2 comentarios:

  1. que bueno que el el gallo ya este de vuelta. no sabes como disfruto leyendo tus comentarios.
    saludos

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  2. Gracias Anónim@. No es que me haya ido sino que de pronto tengo tantas ideas en la cabeza que no escribo nada, en lugar de escribirlas todas jaja.

    Pero intentaremos que no suceda eso de nuevo. ¿Algún tema a sugerir?

    Saludos.

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