Y no sólo es lo que prepara y cómo lo prepara, sino lo que compra cada vez que nuestro bolsillo lo permite. Para la comida de esta tarde, por ejemplo, probé por primera vez el boudin noir au oil o budín negro al ajo, que es un rollo o salchicha de sangre de res (o moronga, como lo llamamos en México) preparado con ajo. Realmente delicioso, a pesar de la descripción. Todo acompañado de una selección de quesos de la región, tanto de vaca como de cabra. Sin palabras...
Otra de los descubrimientos de mi estómago de este fin de semana fue un chorizo con roquefort que no tiene igual. Entre quesos y embutidos, uno puede pasarse una semana muy variada y, sobre todo, deliciosa en el sur francés.
Mi único reclamo a Marjorie y su cultura gastronómica es su purismo extremo. Esto lo digo porque detesta y critica fuertemente que los mexicanos pongamos mermelada de frambuesa o uva sobre un pan embarrado de camembert. ¿Hay algo mejor que eso? Este rechazo a la experimentación culinaria sólo lo tiene con los quesos -y los vinos, claro está-, pues con otras "materias primas" es bastante abieta a probar cosas nuevas.
En estos dos meses y medio en el país del Gallo no creo haber comido más queso que en toda mi vida, como decía de forma exagerada hace una semana. Lo que sí es definitivo es que la cantidad de camembert y queso de cabra que he degustado en Toulose rebasa por mucho mi consumo total de estos deliciosos quesos en mi vida sobre tierras mexicanas.
Surtido de crepas "Marjorie" -
crepa con mermelada de mandarina (casera), crepa con chocolate en polvo
y crepa con mandarina y azúcar con guarnición de gomitas de Pitufos
El boudin noir. En verdad, sabe mejor que lo que se ve.
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