"Cuando un mexicano ve una casa en ruinas, piensa en temblor. Cuando un francés ve una casa en ruinas, piensa en guerra..."
A fuerza de hablar de este tema y de las guerras en Europa, llegamos a otra diferencia, igual o más triste que la anterior:
"Cuando un francés ve a un soldado, lo ve con respeto y tranquilidad. Cuando un mexicano ve a un soldado, lo veo con temor y hasta odio".
Sé que esta última reacción no es generalizada; es la mía, al menos. Sin embargo, sé que está bastante extendida en un continente donde el ejército pocas veces ha defendido a los civiles de amenzas externas y, en su lugar, ha servido para derrocar gobiernos democráticos -y no tanto-, para reprimer a movimientos sociales, y un etcétera que ya mejor no quiero describir porque me da no sé qué...
Y aunque este blog es sobre asuntos mexico-franceses o franco-mexicanos, no puedo dejar de comentar mi sorpresa a lo que hoy publica La Jornada: una entrevista de Sanjuana Martínez al general retirado Carlos Bibiano Villa Castillo donde éste dice, nomás para se den una idea -
El personal militar está adiestrado para el combate. No se raja. Hemos tenido civiles que a la hora de los chingadazos se les frunce. Antes aquí correteaban a los policías, ahora ni madres, los correteamos a ellos y donde los alcanzamos los matamos. Aquí hay que romperle la madre al cabrón que ande mal.
La nota completa acá.
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