Hoy fue el día para "medirle el agua a los camotes" al Festival de Cannes; saber qué tan viable es entrar a ver una película sin acreditación, sin invitación y sin tener una cara perseguida por los paparazzi.
Robert DeNiro, responsable de esta famosa frase en Taxi Driver (Scorsese)
es el presidente del jurado en esta edición 64.
Luego del festival de Toulouse, la idea de ir a Cannes se insertó en mi cerebro. Dudas, problemas de presupuesto y otros factores me habían hecho desistir. Al final venimos, gracias al gran y afortunado pretexto de encontrar ahí a unos productores croatas con los que colaboraremos en Puebla. De ese asunto hablaré luego. Por el momento, las primeras impresiones del legendario festival.
Una primera imagen que llamó nuestra atención fue la gran cantidad de personas que piden invitaciones para ingresar al Palais (Palacio), principal sede del acto y donde se llevan a cabo las principales funciones. Esas mismas, me parece, vienen principalmente para poder "codearse" con las estrellas, con Johnny, con Brangelina; para ver si Carla Bruni-Sarkosy está o no embarazada...
Afuera del Hotel Martinez, esperando la salida de...
Si su intención fuera ver las películas que aquí se exhiben, conseguirían las invitaciones que los Cinéfilos de Cannes regalan para ver, un día después, y en sedes menos glamorosas, todas las cintas que están en la Selección oficial.
Afortunadamente en este día no nos tocó vivir el ajetreo de cámaras, flashes y celebridades marchando por la alfombra roja. Ya sin todo eso, la circulación es difícil aunque no imposible. Festival o no, el domingo en Francia sigue siendo un día con mucho menor actividad.
Entre una y otra proyección,
las fachadas de restaurantes y hoteles
ofrecen otros espectáculos (aún) más hollywoodezcos.
Pero bueno, lo importante es saber que sí, es posible ver películas si uno no está acreditado y no se apellida Pitt. Una opción es la Semana de la Crítica, cuyos boletos son gratuitos. Otra es la Quincena de Realizadores que, aunque tiene costo, ofrece sesiones para todo mundo en precios similares a los de una sala regular: 8 euros. En ambas secciones es posible ver películas aún más "extrañas" que las que se proyectan en la Sección en competencia.
Y si todo eso no es suficiente, y las estrellas de Hollywood escasean, siempre se puede contar con muchas otras "curiosidades"...
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