jueves, 19 de mayo de 2011

Cannes: Una cierta mirada



Si Martha Marcy May Marlene no llegó a mi lista de películas favoritas quizá fue por la expectativa que tenía de cualquier cinta proyectada en "Un certain regard" (Una cierta mirada) dentro del Festival de Cannes.

Esa expectativa era, por decir lo menos, que al terminar cualquier proyección sentiría que mi vida había cambiado, que jamás había visto una película como esa y que su lenguaje, su temática y todos sus elementos habían servido para una experiencia fílmica sin precedentes. Muy altas expectativas, claro está.

Con esos prejuicios cualquier película tenía las de perder.



Martha Marcy May Marlene es la ópera prima del estadounidense Sean Durkin, protagonizada por Elizabeth Olsen, actriz cuya  interpretación en esta cinta es suficiente para recordarla. No obstante, otro dato no se puede obviar y es que sus hermanas son nada menos que las gemelas Mary Kate y Ashley, famosas por la serie Full House.




Biografías aparte, la cinta de Durkin es un estudio sobre la reincorporación a la sociedad de una joven que integró una secta o culto en el estado de Nueva York. Como cualquier secta, la que nos ocupa está dirigida por un hombre de carácter fuerte, amable cuando es momento de reclutar; firme y violentamente cariñoso cuando hay que meter a las ovejas de vuelta al corral. Este líder, de nombre Patrick, es interpretado por John Hawkes, a quien ya habíamos visto en la serie Lost en el papel secta like de Lennon, el intérprete de Dogen, el líder japonés del grupo parapetado en el templo.

Fuera de la secta y de regreso a la "normalidad", Martha se encuentra con su hermana Lucy (Sarah Paulson) y a su esposo Ted (Hugh Dancy) cuya figura de autoridad sirve como espejo a la de Patrick. Mientras este  último y su familia de tintes hippies le enseñan a dejar las convenciones sociales y enrolarse en su dinámica de "amor libre", disciplina seudo.libertaria anti-drogas (a menos que éstas sirvan para que las recién llegadas tenga su acto sexual de iniciación con Patrick...), la pareja de Lucy y Ted se sorprenden a cada segundo con las actitudes "extrañas" y "escandalosas" que Martha tiene como bañarse desnuda en el lago o entrar en su habitación en plena relación sexual para acurrucarse en una esquina de la cama.

Dentro o fuera, la Martha que descubrimos a lo largo de la cinta es una joven común y corriente, con problemas iguales a los de cualquiera y que, incluso antes de su ingreso a la secta, parece no pertenecer a nada ni a nadie: una joven producto de una sociedad alienante que busca unión y límites en grupos como los que dirige Patrick.

Con un ensamble actoral que entrega interpretaciones interesantes -sobre todo la de Patrick y Martha- una direción de cámara elegante y precisa, y una edición que conecta el presente (fuera) y el pasado (dentro de la secta) con una fluidez que atrapa al principio de la cinta, Martha Marcy May Marlene es el tipo de películas "independientes" gringas que destacan dentro de una industria hollywoodense que funciona con las mismas fórmulas. Sin embargo, más allá de escapar al tufo de Los Ángeles, la película de Durkin acaba por insertarse en ese espacio "independiente" que en lugar de ser sinónimo de forma de producción pareciera cada vez más funcionar como género en sí mismo. 


Y dicho lo anterior, es muy probable que el público mexicano acabe por tener esta cinta en cartelera, aunque sea por una semana, muy distinto a lo que pasa con el resto de lo que se muestra todos los años en esta y otras secciones de Cannes...

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