En principio es un mercado como cualquier otro, con puestos de frutas, verduras, carne, pero también con productos como ropa, libros, películas y discos. Sin embargo, lo que convierte a este lugar en algo distinto es el ambiente "alternativo" que rodea a la Iglesia de St. Aubin cada domingo.
Como en cualquier esquina de Francia, el pan abunda.
Aunque no tuvieran la etiqueta de "bio",
la mayoría de los vegetales son de región del Alto Garonne.
Cada puesto invitaba a capturarlo con la cámara...
Dream a little dream of me, versión St. Aubin
No sé si sucede semana a semana, pero ayer que lo visitamos los músicos callejeros alegraban el día. En la explanada del templo era el cantante con trompeta; al lado del puesto de paté vegetariano era el guitarrista rojillo y sus rolas de protesta y unos metros más adelante eran la pareja con acordeón y guitarra que recordaban a Edith Piaf; y en otro de los extremos era el viejo de larga barba blanca con su taller de instrumentos que congregaba a niños, desde unos meses hasta los 12 o 13 años.
Además de pollos vivos,
llaman la atención los huevos de gallina de guinea
así como los pato.
Y bueno, aunque el pan, los pasteles y el jugo de manzana natural que ofrece el mercado sirven para un rico desayuno, se extrañan las memelas, los molotes, los tacos dorados y el cafecito de olla.
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