miércoles, 29 de junio de 2011

Orgullo histórico: Hotel del Gran Balcón

Hay muchas cosas que no me parecen del hotel donde trabajo, tanto de sus prácticas hacia los empleados, como su trato hacia los clientes. No hay trabajo perfecto, sin duda... Sin embargo, algo que siempre recordaré y apreciaré, es su valor histórico.

El Hotel du Grand Balcon hoy ostenta cuatro estrellas y es uno de los sitios que muchas empresas escogen para hospedar a sus altos ejecutivos -incluyendo Airbus y otras más, francesas y extranjeras. No obstante, hasta 2006, su puerta sólo mostraba dos estrellas, lo cual no impedía que fuera un hotel muy solicitado por la historia que guarda.

La esquina de Romiguier y Rue des lois. Foto de La Dépêche

En la década de 1920 y 1930, el Grand Balcon era una pensión, propiedad de las hermanas Lucile, Henriette y Risette Marqués. Ahí se hospedaban los pilotos y mecánicos de la Aeropostal, empresa pionera de la aviación de larga distancia, con una ruta que conectaba Europa -desde París- con África del Norte y América del Sur, incluyendo ciudades de Brasil, Argentina y Chile -varios pilotos perdidos en los Andes son prueba de ello.

De acuerdo al documento de prensa del propio hotel -adminstrado desde 2006 por Groupe de l'Hôtellerie- la jerarquía en el lugar se marcaba a través de los pisos: en los dos primeros los pilotos, y en el tercero, bautizado como "el gallinero", los mecánicos. A pesar de esto, el cuerto acostumbrado del escritor y aviador Antoine de Saint-Exupéry era el 32; Jean Mermoz, otra figura importante de esta historia, prefería la marcada con el 20.

Las renovaciones del Grand Balcon a principios de siglo.

Le dictionnaire de Toulouse agrega que el hotel “ha recibido a las más grandes glorias de la aviación. Desde la entrada se respira el perfume de leyenda y nos sumerge en los tiempos de la Aeropostale. Es por ello que se comprende que la habitación 32 y una parte del hotel han sido protegidas por los Monumentos históricos los cuales han inscrito en su lista al hall de entrada y a las escaleras que los pilotos aventureros tomaban por la madrugada con los zapatos en la mano por el miedo de subir y molestar a las ancianas propietarias del lugar, particularmente estrictas con los horarios y las costumbres de sus inquilinos hombres". (pág. 226).


Es una versión bastante extendida, que los protagonistas de esta historia -en especial Mermoz- subían las escaleras con sus "amiguitas" sobre la espalda pues sabían que las señoritas Marqués estarían atentas al número de pisadas. Yo al menos la escuché de un par de pilotos que visitaron el hotel, y de un guía de turistas y he decidido integrarla a mi explicación cada vez que alguien pregunta por la historia del recinto.


Las hermanas Marqués
El dossier de prensa también cuenta que en 1955, Jean Brousse adquirió el negocio y lo dirigió junto con su esposa hasta principios de este siglo.


La semana pasada acabé mi periodo en la recepción, así que ya no tendré la oportunidad y/o el derecho de dar recorridos por la Suite Saint-Exupéry, lo cual en verdad me entristece pues es algo que me apasiona. Probablemente me pueda dar el "lujo" de explicar aquello de la protección a los pisos originales de la entrada, junto con el techo, los muros y el mueble de llaves, además del elevador que ya no funciona pero que está ahí, junto a la escalera de servicio, mudo y con muchas historias que contar.


Programa "Al descrubrimiento de nuestros hoteles"

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