Última entrega de la calomna Cocorico, aparecida en Los Subterráneos a principios del mes. Esperen el siguiente mes un poco de ¡rap franchute!
Llámenme Johnny
Jean-Philippe Smet es el verdadero nombre de Johnny Hallyday, personaje amado por unos, ridiculizado por otros, fotografiado por cientos, y comentado y escuchado por millones a lo largo de más de 50 años de carrera.
Sea cual fuere la opinión sobre su persona o su obra, lo que no pueden negar los franceses es su posición de ícono. En él, en una sola figura y una sola voz, la música tiene un registro de la evolución del rock cantado en francés.
Como muchos roqueros de los 60’s surgidos fuera de EUA o del Reino Unido, interpretó versiones de melodías catapultadas por otros en inglés. Entre su repertorio se cuentan Itsy Bitsy Teenie Weenie Yellow Polka Dot Bikini (El bikini amarrillo en México), Black is black de Los Bravos y muchas otras de Elvis, de quien es admirador desde el inicio.
Lo que sólo una figura como Hallyday puede contar es la colaboración de Jimmy Page en Psychédélic y À tout casser; el hospedar a Bob Dylan durante una estancia en París en 1966; el actuar en una película de Godard (Détective de 1985) o en una laureada en el Festival de Venecia (L’homme du train de 2002); o el ser en parte responsable de la carrera de Jimi Hendrix, ya que fue en uno de sus conciertos, en octubre de 1966, que la leyenda de la guitarra, con su recién formada Jimi Hendrix Experience, empezó a darse a conocer*.
Contar la historia completa de este fenómeno sería motivo de varias biografías, como las que abundan en el mercado. Para dar una idea de su carrera, algunas cifras ayudan: más de mil canciones, 38 discos de oro y 18 de platino, 100 millones de álbumes vendidos, 400 giras y 15 millones de espectadores, y esto hasta principios de este siglo.*
Ya en terrenos menos fríos, hay que decir que la propuesta musical de Smet es tan amplia como su propia carrera. En un extremo del abanico encontramos las melodías cursis de sus primeros años, muy en el tono del rock and roll de los 50’s, rodeado de una fanaticada frenética muy a lo teen star. Temas como Je suis l’idole de jeunes (Soy el ídolo de los jóvenes), Be bop a lula (cantada en inglés) o Frankie et Johnny son testigos de ello.
También hay un Johnny bien instalado en el sonido y el ambiente sesenteros con Maintenant ou jamais (Ahora o nunca) y La génération perdue (La generación perdida), con esos metales que ponen el acento en el momento preciso; o Si j’étais un charpentier (Si yo fuera un carpintero) y la ya mencionada Psychédélic con sus letras “inmorales” sobre carpinteros casados con una tal María a punto de parir, o sobre ver sonidos y oír colores mientras el protagonista se transforma en humo…
Otro género que no le es ajeno es el blues, con discos como Nashville 84 o Destination Vegas, para aterrizar finalmente en el siglo XXI con un sonido rock más duro, y con una voz rasposa que no oculta las miles de horas invertidas los escenarios y estudios. Para comprobar esto último, Guitar Hero, Tanagra o cualquier otro título del disco Jamais seul (Nunca solo) de 2011.
Hallyday en el siglo XXI
¡Larga vida a Jean-Philippe Smet! Nos leemos y escuchamos en otro Cocorico.
*Datos obtenidos del libro Johnny Hallyday de A à Z de Anthony Martin. Edit. Music Book, 2003.
Alonso Fragua
fraguando@hotmail.com
Twitter: @esquizz0
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