Lo que me sorprende más cuando pienso de nuevo en estos 45 años de viajes y estancias en México es que el carácter indígena de la sociedad sigue en progreso. El mundo antiguo ha resistido todos los intentos de destrucción; no se ha olvidado, no se le ha borrado, al contrario (...)
Cierto, los que portan el poder, los presidentes de la República, por ejemplo, son siempre blancos, de tipo europeo, tanto en México como en los países vecinos. También son blancos -y bien conscientes de ello- los directores de las grades empresas, la mayor parte de los hombres influyentes, los directores de medios, y todos aquellos a lo que llaman "la clase dirigente". Todos ellos se visten a la europea, hablan español e inglés, juegan golf y aprenden chino (sic).
Sin embargo, la masa del pueblo, los aztecas y los mayas se han multiplicado, lo mismo que los totonacas, los tarascos y otros. Hoy, todos ellos son muy visibles y no les da pena mostrarse ni intentan ocultarse. Están presentes y activos en el cine, el teatro, la música, el deporte. Ahí como en otras partes, la cultura indígena busca sus raíces y a veces las encuentra o las reinventa. Incluso los dioses antiguos que creíamos exiliados o asesinados, resucitan por aquí y por allá, mientras que otros sobreviven, tenaces, gracias a encantamientos y otros sortilegios que nos recuerdan tiempos pasados.
(...)
A pesar de los inconsistencias históricas, un dibujo animado como éste es un "garbanzo de a libra" |
Cocochi, película mexicana con personajes indígenas del norte del país en un contexto contemporáneo |
En mis últimas estancias en el país, en 2008, me encontré con la sorpresa de que un autor mexicano acababa de terminar la traducción al nahuatl de Esperando a Godot (En attendant Godot). ¿Para cuándo Marcel Proust en tzeltal?
No hay comentarios:
Publicar un comentario